ENTREVISTA A D. JUAN ANTONIO CANALES, D. ALBERTO SANCHEZ Y D. TOMAS SANTAMARIA

GRANDES PROFESORES DE MUNABE “DE LOS DE TODA LA VIDA” 1

Estos cuatro profesores llevan toda una vida profesional en el colegio. Empiezan a saborear el momento de ceder el testigo a otros nuevos profesores que continuarán con la apasionante labor de educar a muchas generaciones de alumnos.

A pesar de estar disfrutando de la prejubilación, (D. Alberto lo hará el curso próximo), siguen implicados en el colegio con la ilusión de los primeros años, apoyando en todo aquello en lo que siguen siendo insustituibles: asesoramiento de alumnos, acompañar a los profesores jóvenes, apoyar al equipo directivo en la puesta en marcha de los diferentes proyectos…

Ahora en torno a la etapa de su prejubilación, les hemos reunido, junto a D. Julio Frades y al director de Munabe D. Eloy Olabarri, y hemos charlado con ellos, primeramente para agradecerles tantas y tantas cosas buenas que han hecho y que siguen haciendo por el colegio, y también para tratar de dejar por escrito parte de su legado. Estamos seguros que estas palabras suyas, fruto de su dilatada experiencia, nos pueden servir para indicar el camino de servicio a padres, profesores y alumnos con la misma ilusión y dedicación con la que ellos lo han hecho a lo largo de todos estos años.

 

¿Cómo fue su primer año de trabajo en Munabe?

Juan Antonio Canales: Pues fue un año intenso ya que debía dar por primera vez Matemáticas, Dibujo Técnico y Química en COU. También creo que daba matemáticas en 1º de BUP. Se me pasó volando y fue una etapa de aprendizaje y supervivencia ya que había que aprender a manejar el grupo y preparar las clases. El entusiasmo ayudó mucho a resolver este período inicial lleno de retos.

 

Alberto Sánchez: Recuerdo que lo pasé muy bien, porque era sólo cinco años mayor que mis alumnos. Me gustaba la misma música que a ellos, tenía las mismas ilusiones y me apuntaba a todos los saraos. Íbamos al monte, a competiciones de atletismo, monté un equipo de hockey porque había uno de Landatxueta que tenía guardas de portero y nos presentamos a competir. Quedamos los últimos en la Copa de Bizkaia… pero jugamos. En fin, creo que la clave era que tenía la misma energía e ilusión que ellos.

Tomás Santamaría: Lleno de ilusión, aprendiendo de los más veteranos, muy contento. Trabajar en Munabe era como un regalo. Por el buen ambiente, por lo que se disfrutaba con las clases.

 

El curso pasado Munabe cumplió los 40 años. ¿Cómo se imaginaba usted el colegio al llegar al 40 aniversario?

JAC: De ninguna manera concreta. Cuando empezamos teníamos claro que nos faltaba todo por aprender, pero por otro lado estábamos llenos de entusiasmo y de ganas por ser pioneros. Yo creo que esa actitud nos ha permitido estar abierto a los nuevos proyectos.

AS: Yo siempre he sido muy de vivir al día, sin pensar ni prever demasiado el futuro. Bueno; ahora me hace ilusión esta etapa que se acerca y que me imagino “dorada”, porque pienso que podré hacer realidad algunos proyectos que están por ahí.

TS: Como está ahora más o menos. He sido tan feliz en el colegio, que no esperaba nada material mejor. Lo mejor de Munabe es trabajar con un ambiente de confianza y de amistad.

 

¿Qué proyectos han sido los que más han marcado Munabe?

JAC: Como he indicado en la pregunta anterior, Munabe siempre ha estado ilusionado con marcar tendencia en la medida que las posibilidades lo han permitido. Trilingüismo, Educación temprana, TBL, IPAD, Entusiasmat, etc., no son más que proyectos de mejora continua, no proyectos terminales en los que anclarse y quedarse mirando de forma complaciente.

Por otra parte, lo más nuclear del colegio es que el desarrollo de la persona de forma integral y la forma de hacerlo, de uno en uno, es la base sólida que hace eficaz y bonito al proyecto.

Construir todos los días la unidad de relación entre padres, profesores y alumnos es una de las señas de identidad fundamental.

AS: Me parece que el salto cualitativo se empezó a ver cuando el colegio alcanzó una cierta estabilidad económica y se empezaron a hacer algunas inversiones necesarias aumentando el número de aulas, creación del campo de fútbol y pistas polideportivos, etc…

Tengo que decir también que los sucesivos intentos de renovación pedagógica reflejan el afán de mejora que siempre ha habido en el colegio y al que desde entonces nos han impulsado los directores.

TS: El trilinguismo, la apuesta por la informática y los Ipad, el festival de Navidad. Las despedidas de los mayores del Colegio, las confirmaciones, etc. El campo de futbol era impensable así de bueno, las cubiertas de baloncesto…

 

¿Ha cambiado en algo la educación en estos años?

JAC: La educación está al servicio de la persona, de la familia, de la sociedad y tiene que dar respuesta a sus situaciones. En ese sentido la ciencia educativa es algo vivo y por tanto cambiante.

La misma ciencia educativa se ha preocupado y avanzado mucho en el intento de conocimiento de la persona y sus retos.

Es cierto que lo esencial en la persona sigue vigente, pero las circunstancias materiales, sociales, tecnológicas la sitúan en escenarios distintos al de hace pocos años, al menos en la sociedad desarrollada en la que vivimos.

Es lo apasionante de esta tarea educativa, prepararse de forma permanente para acompañar y dar soluciones a los desafíos personales.

TS: Ahora con las nuevas tecnologías se está cerrando el ciclo del boli y papel, la información ahora es muy rápida por Internet, hay acceso a mucha información. Los chicos siguen viniendo con la misma edad, nosotros cada año una año más, con más experiencia. Pero el comportamiento y reacciones de los chicos son muy parecidos.

 

¿Qué anécdotas con profesores, familias y alumnos son las que mejor recuerdo le han dejado?

JAC: No soy muy bueno para las anécdotas, pero de forma genérica las fiestas de despedida de los alumnos que se van en 2º de bachillerato siempre tienen algo de entrañable y a la vez peculiar que hacen sentirse dentro de un proyecto muy familiar. También el trato con las distintas promociones que ya han dejado el colegio, cuando nos reunimos al cabo de unos años, son siempre una fuente de satisfacción y alegría.

TS: Los momentos delicados en la vida de algunos compañeros (enfermedad y fallecimiento de Santi, de José Ramón……), nos han dejado el recuerdo imborrable de su profesionalidad, de su amistad, de sus peculiaridades. Los recuerdos más felices son los de muchas familias agradecidas, que nos han hecho llegar su agradecimiento por lo que el colegio ha hecho por sus hijos, los buenos ratos en comidas, cenas con los compañeros, la alegría del sacerdocio de varios alumnos, también el reencuentro con antiguos alumnos que recuerdan con gozo su paso por Munabe.

AS: Esta es la pregunta más fácil del examen. Los mejores recuerdos son, sin duda, todos los alumnos que se han ido contentos con el colegio y sus padres. Desde muy pronto me di cuenta y valoré el hecho de que unos padres confíen en nosotros la educación de lo que más quieren: sus hijos.

 

¿Cuál cree que es el camino para seguir construyendo un Munabe mejor?

JAC: Lo que a mí me ha servido y sigue sirviendo hasta ahora es la ilusión por servir educando en la libertad. Lo demás, seguir estudiando, luchar por estar al servicio de los demás, espíritu deportivo, paciencia y confianza en las personas, son una consecuencia necesaria.

TS: Lo de siempre, que el orden de atención es el de: padres, profesores, alumnos. El clima de confianza, de unidad, y de alegría entre compañeros, y con los que hacen cabeza. La seguridad de que Munabe es un gran colegio porque cada uno de nosotros debe pensar en los demás, y un poquito en sí mismos, pero menos.

AS: Je, je…esto es muy de prejubilado sabiondo, no?

A los alumnos que disculpen nuestros errores porque somos humanos y a veces nos equivocamos.

A los padres que se alineen siempre con el colegio porque tenemos el mismo objetivo que ellos.

Y a los profes jóvenes que quieran a los alumnos y les preocupe su formación. Con esto, y un poco de paciencia, serán felices en este maravilloso trabajo.