Feliciano Correa, primer director de Munabe y escritor de éxito 1

¿Cómo fue el primer año de vida de Munabe?

Estábamos ante una aventura incierta y tremenda por lo ambiciosa. El local provisional en el que arrancamos, era el antiguo colegio de las Madres Irlandesas, frente al puente Colgante que une Portugalete con las Arenas. Los diversos edificios del inmueble eran compartidos, pues había un colegio público otras actividades, de tal manera que yo me ocupé de ser el coordinador de ese “babel”, y tuve que dirigir Munabe y codirigir los otros centros para evitar colisiones funcionales. Parecería al contarlo que aquello era un desbarajuste, pero resultó una experiencia edificante, porque sabíamos que si salíamos ilesos del experimento, cuando tuviéramos un edificio para nosotros solos, sería el cielo. Hablamos del curso 1975-76, y recuerdo como acontecimiento añadido y singular que casi al comienzo de nuestra tarea, el 20 de noviembre, se murió Franco, el Jefe del Estado, y don Ángel de Mier, que era el capellán del centro, celebró la santa misa, y se decretaron vacaciones. Yo les di una breve lección de historia a los mayores, para que supieran el momento histórico que vivíamos. Algunos lo recordarán.

 

En esos años de arranque fue excelente el papel de administrador de medios y gerente de lujo desempeñado por don José Manuel Elespe, hombre muy pragmático, entregado, excepcional compañero y amigo bueno, del que sólo conservo recuerdos de gratitud y admiro hoy todavía su capacidad de entrega y buen humor ante los trances duros. Fuimos a Sevilla para intercambiar experiencias con los Centros de Enseñanzas Andaluces, y delante de la Giralda nos dejaron sin equipaje alguno. Descubrimos el robo al llegar a dormir al Parador de Bailén. Para tranquilizarme don José Manuel me ofreció un cigarro, y recuerdo que ha sido el único pitillo que he fumado en la cama en toda mi vida. El humo me tranquilizó y dormimos bien antes de reanudar el viaje hacia Bilbao. En otra ocasión me acompañó a dar una conferencia en un castillo de Ávila, fruto de cuyo viaje fue un artículo dedicado a él que se tituló “Un vasco en Magalia”. Fueron años de enorme esperanza en el futuro.

 

-El año próximo el colegio cumplirá 40 años. ¿Cómo se imaginaba usted el colegio 40 años después? ¿Qué proyectos había?
Queríamos que los alumnos comprendieran que la vida es apasionante pero en ella hay que atravesar escollos, subir pendientes, superar barreras, y eso sólo podía hacerse bien con espíritu de trabajo. Por ello la educación en la adversidad no es baladí. Así que impulsamos el amor a las tareas y a la perfección en lo posible de lo que hacíamos. Igualmente imbuimos en estos comienzos la idea de que el orden es garantía de rentabilidad en los quehaceres. Y todo ello asentado sobre un convencimiento profundo de que la vida es un misterio que no se entiende sin la trascendencia. Sólo aceptando la pequeñez y nuestra incapacidad para comprenderlo todo, se acierta al interpretar la realidad del mundo. Sin sentido trascendente se nos cae todo este tinglado y no se entiende casi nada.

 

¿Cómo era la educación en aquellos años? Que buscaban las familias?

Eran tiempos difíciles en el país Vasco. El Proceso de Burgos, el terrorismo en una fase furibunda, la emigración de importantes empresarios fuera del País Vasco, creaban un horizonte incierto. Y ello nos reafirmaba a quienes pensábamos en la educación, que toda garantía de futuro en los alumnos había de asentarse no en la fortuna de cada cual, sino en una sólida formación. La inteligencia cultivada eran los talentos que había que hacer crecer en la persona que llegaba a Munabe. De tal modo que las familias, ante las incertidumbres sociales, concluyeron que cobraba fuerza la formación del carácter y el empuje personal para lograr a través de la inteligencia y de un recto sentido moral, formar hombres capaces, solidarios, buenos cristianos y obviamente buenas personas. Acompañado todo con un sentido alegre del vivir que permitiera desdramatizar lo grave y agrandar los pequeños logros.

 

¿Cómo ha desarrollado su trayectoria profesional tras la etapa dedicada a la Docencia?
Tengo dos oposiciones en la Administración pública, en la docencia y como Técnico de la Administración Civil del Estado, pero jamás me desentendí de la enseñanza. He seguido hasta hace muy poco dando clases en la universidad, y ahora prosigo impartiendo conferencias, dirigiendo asociaciones culturales y de ayuda social a los más necesitados, escribiendo mucho e intentado ordenar tantas cosas que tengo escritas y que no están editadas. He logrado una biblioteca muy importante y tengo más de quinientos legajos llenos de papeles, facsímiles y manuscritos de cierta importancia. Persigo cada día hallar las claves del humanismo cristiano sin el que no se entiende Europa, y que por desgracia se daña tan ligeramente por algunos, sin sabes que con tal proceder cortan la rama del tronco del árbol sobre el que están asentados.

 

¿Qué destacaría de su faceta como escritor? ¿Qué obras ha publicado, además de Balboa?
Tengo editados más de treinta títulos, no es fácil escoger. Pero yo destacaría mi discurso de ingreso en la Real Academia de Extremadura: Ideario para un humanismo en el siglo XXI, o Territorio Templario, o mi obra La Columna Invertebrada, o El enigma de la Mancha. También os señalo la fundación de algunas revistas culturales, sobre todo VITELA, que ha sido de mucha difusión en España, Portugal e Hispanoamérica.

 

¿Qué reconocimientos ha tenido su obra?
Tengo varios premios nacionales de ensayo y de periodismo, entre ellos el del Grupo Correo, el de la Asociación de Cronistas Oficiales de España, el Francisco Valdés, etc. Y se me han tributado numeroso homenajes, la vida ha sido muy generosa conmigo y con mis hijos, que han resultado ser mucho más inteligentes y buenos que yo.

 

Nos cuentan que un ejemplar de la edición de lujo de Balboa fue el obsequio que hizo el presidente Rajoy al presidente Obama en su reciente visita. ¿cómo fue?
Con motivo de celebrarse los 500 años del descubrimiento del Pacífico en 2013, publicamos una obra conmemorativa de extraordinaria importancia, por el contenido de documentos y facsímiles. Y Rajoy en enero de 2014 se entrevistó con Obama, y como eran noticias las obras de ampliación del canal de Panamá, le regaló esta obra que previamente presentamos en la casa de América de Madrid. No obstante yo me siento mucho más satisfecho de mi último trabajo sobre el descubridor del Pacífico y del estudio de aquel tiempo: Balboa. La fantástica historia de un hidalgo español. Ahí cuento, entre otras cosas, lo importante que fueron los marineros y cartógrafos vascos en la gran aventura americana.

 

¿Qué nos recomienda para seguir adelante en la tarea de hacer cada día un Munabe mejor?
A los profesores, que miren la sociedad para saber dónde estamos, y que miren al cielo para saber que somos un minúsculo instante en el mundo, pero ante el que tenemos que responder con plena responsabilidad y con sentido trascendente. Y que no dimitan nunca de su tarea de formadores, ni por la moda ni por hacer más fácil la tarea.
A los alumnos, que han de pensar que se están formando para un tiempo futuro que no conocemos del todo. Ante ello hay que aprender de la historia y hay que pertrecharse bien intelectualmente. El mundo cada vez es más abierto y exigente; hace falta saber idiomas y saber estar, es decir, el comportamiento adecuado también es una puerta que permite acceder a mucho sitios que como trabajadores y personas de bien nos interesa estar. El mundo laboral también quiere lealtades y a gentes que tengan un sentido ético de la existencia.
Yo creo en Munabe, y creo que es un lujo estar ahí, así que unos y otros deben dar gracias a Dios por haber sido elegidos para tarea tan hermosa y en tal sitio.