El pasado viernes, 8 de noviembre, nos visitó D. Jacinto Bátiz, Dr. en medicina con una dilatada trayectoria como médico especializado en cuidados paliativos. El tema de su charla sigue siendo un asunto de actualidad en la política nacional y genera controversia al plantear una cuestión de carácter rabiosamente vital. A esa cuestión responde un alumno del colegio en el siguiente artículo de opinión.

La sonrisa de mi abuelo

Dentro de unos meses hará un año de un suceso que me ha hecho plantearme muchas cosas acerca de mi propia vida: el fallecimiento de mi abuelo. Durante los últimos años de su vida estuve acompañándole, estaba a su lado, al pie del cañón: “¡Manu, tráeme esto; Manu, tráeme lo otro!”. Somos humanos, a todos nos llega un punto en que nos cansa estar de “chachos”, pero ver a mi abuelo siempre con una sonrisa, alegre, hacía que apenas me costara esfuerzo. Pensar todo lo que había hecho por mí compensaba cualquier favor que me pidiera. Sin embargo… ¿Su enfermedad no le hacía sufrir? ¿Cómo era posible que estuviera siempre contento?

Hoy en día es muy común ver en las redes sociales a gente que reivindica como un derecho el poder pedir la eutanasia en la última etapa de la vida. En cierto modo, económicamente, supondría un ahorro de dinero y de recursos, tanto para el Estado como para la familia afectada. Además, se acaba con el sufrimiento que padece el enfermo, y la familia no se lleva consigo el recuerdo de un posible calvario final. Parece la solución idónea, a primera vista.

La realidad es muy distinta. Mi padre es médico con cerca de treinta años de experiencia en la mochila. No solo trata a pacientes con cáncer, también se encarga de dar charlas sobre cuidados paliativos, opción que combina dos perspectivas, la médica y la ética. Con estos cuidados, el dolor disminuye enormemente y el paciente puede afrontar el último tramo vital, antes de ir al otro lado, con humanidad y centrado en lo que de verdad importa: las personas que más lo quieren o lo que considere oportuno. Realmente, como dice Jacinto Bátiz, médico pionero en la aplicación del paliativismo e integrante del Grupo de Trabajo de Atención Médica al Final de la Vida en la Organización Médica Colegial española, la persona que pide el suicidio asistido es aquella que no le encuentra sentido a su vida por algún u otro motivo.

Mi abuelo se fue de este mundo con aquella sonrisa que nunca olvidaré. Esa sonrisa no solo hace que yo tenga más claro que todo tramo vital, desde el inicio hasta el final, es valioso. Esa sonrisa, sobre todo, me da fuerzas y ánimo para pelear cada día por ser mejor persona y defender convencido los valores que me inculcaron de pequeño. La eutanasia puede ser, a primera vista, la mejor solución para aquellos que se encuentren ante tal disyuntiva final. No obstante, nuestro objetivo ético y moral ha de ser ayudar a estas personas a reencontrar el sentido a su vida. ¿Acaso vamos a deshumanizar una vida por economicismo, sin dar la oportunidad de morir en paz, con una gran sonrisa en la cara y sabiendo que ha cumplido su papel en esta vida?

(Escrito por Manuel Sureda de Lucio)